El inicio de la epidemia causada por el virus SARS-CoV-2 trajo a relucir algunas circunstancias por las que atraviesa la humanidad; una de ellas fue la brecha social, ya que los primeros en contagiarse y propagar la enfermedad, fueron aquellos que tienen la posibilidad de viajar, quienes poseen una buena solvencia económica; muestra de ellos es que los primeros mexicanos portadores de la enfermedad provenían de viajes que hicieron a diferentes partes de Europa; otro problema que salió a flote, es el precario sistema de salud que siempre han tenido la mayoría de los países, incluso hasta los de “primer mundo” colapsaron, definitivamente nadie estaba preparado para un acontecimiento así, a pesar de que todo fue gradual, algunos países tuvieron “oportunidad de prepararse”, pero no fue así, todos cayeron, todos sufrieron.
Después otro problema fue la falta de médicos, de especialistas; después vino la falta de insumos médicos, solo veíamos en diferentes lugares y comunicados que usáramos cierto tipo de cubrebocas para no saturar la demanda y no desabastecer a quienes realmente lo necesitaban; después, vino uno que, a mi consideración, es de los peores problemas que enfrentamos como humanidad, la indiferencia; este último aún persiste, las personas solo se preocupan por sí mismas y son pocas las que realmente ven por los demás.
Dentro de esos problemas se pudieron vislumbrar otros que los agudizaron, por ejemplo, la brecha social también dejo ver que el sistema educativo que inevitablemente se reestructuró se volvió desigual, no todos tenían las mismas posibilidades, no todos contaban con computadoras e internet, quienes más lejos viven, más problemas presentan y desafortunadamente, para cuando se regrese a clases presenciales, no todos tendrán los mismos conocimientos, la brecha educacional estará más marcada.
Y continuando con la brecha social, recientemente apareció una nueva cara de la pandemia, que también concierne a la indiferencia, el “influyentismo”, pero ¿Qué es el influyentismo?, pues bien, según el diccionario es una práctica en la que una persona se ve favorecida por la relación que mantiene con otra que ocupa un cargo público o alguna posición de poder, de manera que obtiene concesiones o privilegios, también se le conoce como “palancas” aquí en México.
Algunos casos ya salieron a la luz, está el del doctor José Rogel Romero, y sus familiares que recibieron el antídoto en las instalaciones de la 22 Zona Militar, ubicada en el municipio de Santa María Rayón, el jueves 24 de diciembre; esto me hace preguntar ¿El ejército estaba coludido o por qué permitieron que alguien que no le correspondía obtuviera la vacuna?
Otro caso es el del doctor Alejandro Silva, quien acaparó la atención en redes por su físico mientras recibía la vacuna contra el coronavirus aun cuando su especialidad es la oftalmología, por la cual no puede ser catalogado como personal de salud de primera línea en la lucha contra la enfermedad, lo peor es que a los días volvió a ser tendencia por aparecer en una fiesta en Playa del Carmen.
Pues bien, estos ejemplos dejan entrever que además del influyentismo también la indiferencia hacia el resto de personas es evidente, fueron egoístas; ellos tranquilos ya vacunados y otros que se encuentran en la primera línea de defensa sin poderse vacunar, arriesgando el “pellejo” por el resto de mexicanos responsables o no, se arriesgan por todos parejo, dejando en claro que en nuestro México tener “palancas” es más redituable que trabajar duro, bueno es el mensaje que dan, así lo dejo ver también Ricardo Muñoz, líder y vocalista de la agrupación de regional mexicano Intocable.
Este otro personaje que fue apodado en redes como “el #LordVacuna de la farándula”, nos dio esta valiosa lección, que es mejor tener palancas, y en el extranjero es más beneficioso, pues él se puso la vacuna en Estados Unidos y todavía lo hizo público en su twitter, dejando claro que no está a la venta, que él la consiguió debido a sus privilegios, aunque no especificó cuáles ni de qué modo, mientras sus seguidores lo vapuleaban por hacer tanto alarde de su situación y muchos de ellos pese a ser médicos aún están a la espera por la vacuna.
¿Qué otras caras nos traerá esta pandemia? ¿Qué otras caras conoces que debieran ser expuestas? Un sinfín de sentimientos encontrados al saber sobre estos casos, en una situación donde no deberían ocurrir este tipo de cosas, dónde la solidaridad y el apoyo debería prevalecer, sucede lo contrario, en fin “aquí nos tocó vivir” dijera Cristina Pacheco.